Qué se sueña al morir
Cada día al acostarme me hago preguntas, muchas absurdas que no lo son tanto y de las que nunca al despertarme encuentro las respuestas adecuadas. Creo que morir no tiene que ser tan amargo. Al final pasará, aunque vivas sin razonarlo. Precisamente por vivir llega la muerte y a la que vas como viniste... sin nada más que tú.
Dicen los estudios científicos que el cerebro se mantiene vivo al menos 10 minutos tras la muerte del cuerpo, así pues, nadie sabe qué escuchará ni qué verá antes de que te llegue la hora de soñar para siempre.
Hay muertes dulces y otras más amargas, aunque todas son, al fin y al cabo, lo mismo. Dejar de vivir... también existen muertos en vida y mejor que nadie lo sepa.
Como deseo, yo quisiera hacerlo a mi forma, irme a mi manera, junto a mis manías y con mis sueños tan presentes en ese instante como que nadie me los robe, vaya donde vaya si hay un después en el que no creo, aún así rezo por estar equivocado como casi en todo.
Quisiera soñar en silencio, cerrar los ojos y dejarme llevar sin escuchar más que unas risas que me esperan.
Quisiera irme con mis hijos, de los que guardo su sonrisa en mi alma a la espera del resto sin prisa.
Quisiera irme con mis dos viejitas, ¡mis mamás!, las que siempre han estado por y para mí, de las que creo que hasta en ocasiones sé que me hablan, las oigo y me guían en este desastre. Allí sé que estarán con ese "jico" que jamás me llamó nadie más.
Quisiera irme con mi perro, la única ilusión de la infancia que he podido cumplir sin ya tenerla, porque no la tuve.
Quisiera irme sintiendo un beso en mis labios del amor de mi vida que me da con cariño.
Quisiera irme cargado de más besos de los hijos que se quedan para continuar y que continúen cachondeándose de su padre como si ahí, en la mesa, estuviese presente.
Quisiera irme pleno, sin vacíos o al menos sentir los menos posibles... así fui.
Quisiera irme con las sonrisas de aquellos que me quisieron y nunca se olvidaran de la mía.
Quisiera irme con un "te amo..." salido del corazón de quien no existe ni existió.
Quisiera irme habiendo pedido perdón a todos los que hice daño y aquellos a los que me lo hicieron.
Quisiera irme teniendo en el olfato la música, mis letras y el sonido de las teclas, con ese olor a lluvia que recordaré siempre, con ese amanecer junto a un café, con los colores que más me gustan...
Quisiera irme con la sensación de tener una mano en mi nuca.
Quisiera irme con unos ojos a los que acompañan una sonrisa y que nunca más volví a ver.
Quisiera irme cogido a las manos de quien quiera cogérmelas y notar como el calor va menguando.
Quisiera irme con el corazón lleno y con la plenitud necesaria para que deduzca que no he sido una mala persona, a pesar de que nadie somos todo lo bueno que podríamos haber sido. Yo incluido.
Quisiera irme con el gusto de mi cortadito en la boca y la paz de mis momentos.
Quisiera irme sin oscuridad pero con mucha claridad, la que te da el sosiego y te roba lo humano.
Quisiera irme sintiendo todo lo que siento porque no sé si el sufrimiento merece la pena a cambio de la vida.
Quisiera irme para no volver nunca y haber dejado lo suficiente, todo, todo lo que pude dejar...
Quisiera irme callado, muy callado... que griten otros por mí hasta que nos volvamos a escuchar... que lo sigan haciendo porque en ellos seguirán mis pensamientos a través de sus voces.
Quisiera irme sin pensar qué me dejo...
Quisiera irme queriéndome en la muerte lo que no he sabido quererme con lo vivido... nadie me enseñó.
Quisiera irme caminando a un lugar mejor, porque tiene que haberlo.
Quisiera irme hacia una mirada.
¡Quisiera irme con paz!
Pero si vivo... Quisiera saber vivir o preferiría marcharme.
¡QUE VOLVAMOS A VERNOS!
Postdata: ¡nunca me terminó de gustar la música de Jarabe de Palo!