Mi carácter solidario, creer en esa
parte que no debe de quebrantarse nunca y tan poco valorada hoy en día, mucho
menos respetada como el mayor de los contratos o más bien el único; cuando
dan su palabra y la misma casi que ya no vale nada.
Esto y otras tantas cosas más, han hecho que deje de
creer en aquello que veo con mis ojos a diario.
Por este y otros motivos,
traslado las palabras, la mía, a los libros. Para que siempre queden perpetuas
tal cual lo pienso, las escribo, creo en ello conforme a mi honestidad y a esa
idiosincrasia que cada ser humano tenemos.
Sé de buena tinta y hasta lo
raspo en un papel para leerlo por defecto y muy a menudo:
Lo que para mí puede que sea
importante, para otros quizás no lo sea tanto o simplemente ni lo tienen en
cuenta.